lunes, 6 de febrero de 2012

Entrevista en Español de Albert Silver a Lajos Portisch. Tiene su qué.

Albert Silver — Su perfil en Wikipedia lo describe como el Botvinnik húngaro. ¿Qué piensa usted de eso?

Lajos Portisch —Recientemente, durante el verano, jugué un torneo de blitz para veteranos en Rusia, que, por cierto, ganó Korchnoi. Es curioso, pero allí, en Rusia, también piensan que yo era el Botvinnik húngaro. Más tarde tuve que desmentirlo, tuve que repetir que nunca me había visto a mí mismo como Botvinnik. Por supuesto que he estudiado a todos los grandes jugadores de la historia del ajedrez, como Botvinnik. Ciertamente conozco muy bien cómo jugaba, pero eso no significa que haya grandes similitudes entre nuestros estilos.

   —¿Cómo caracterizaría usted su propio estilo de ajedrez?

Posicional. Siempre fui un jugador muy posicional. Lamentablemente empecé a jugar muy tarde, con doce años, y mi desarrollo fue muy lento ya que nací en una pequeña ciudad de Hungría. No había libros, ni ordenadores, por supuesto, ni siquiera relojes de ajedrez. Es por eso que no soy tan bueno en ajedrez rápido ¡y en Blitz soy aún peor! Nunca pudimos jugar Blitz en el club donde empece, solo había tres relojes y nos los escondían. El director del club tenía miedo de que si íbamos a usarlas podríamos romperlas o algo así. Así que no pude practicar con reloj. Tácticamente, yo era muy débil al principio, al igual que Spassky, del que se dice que era también muy débil tácticamente, a pesar de que comenzó mucho más joven que yo.

    —Empezó a jugar ajedrez a los doce años, que es una edad muy tardía para empezar y luego convertirse en uno de los mejores jugadores del mundo. ¿Qué edad tenía usted cuando se dio cuenta de que podría ser lo suficientemente talentoso como para convertirse en un jugador profesional?

Después de haber terminado la escuela secundaria, fui a una universidad para estudiar economía, sin embargo, para eso sí que no tenía talento. Así que me di por vencido después de un mes de estar allí. Para entonces yo ya había decidido que quería ser un jugador profesional de ajedrez. Ya tenía dieciocho años.

    —¿Qué tan fuerte era usted en ese momento? ¿Ya había alcanzado la fuerza suficiente como para intentarlo?

Bueno, fue justo después del Campeonato Mundial Junior, que fue mi primer torneo fuerte real. Lo ganó Spassky. Mednis también jugó allí. Esto fue en 1955, en Amberes. Yo quedé sólo en cuarto lugar.

    —Usted, evidentemente, tuvo que clasificarse para representar a Hungría.

Sí, me clasifiqué, pero tuve mucha suerte porque los mejores jugadores jóvenes de Hungría tenían más de veinte años, que era el límite. La federación sólo me nominó a mí.

    —¿Sin haber ganado ningún torneo previo?

Sí.  Antes ni siquiera había sido capaz de clasificarse para la final del campeonato húngaro. Después de mi buen resultado en el Campeonato del Mundo Junior, gané confianza en mi mismo, y luego gané la semifinal del campeonato húngaro, y con ello clasificarme para la final. También fui seleccionado como miembro del equipo nacional, como reserva, para las competiciones amistosas por equipos. De hecho, yo hubiera querido ser músico, que es lo que querían mis padres, porque tocaba el violín cuando era joven, aunque lo dejé por el bien del ajedrez.

    —¿El violín? Yo había leído que era un consumado cantante de ópera.

Sí, ahora soy un cantante, pero eso es debido a mi formación musical con el violín. ¡Mis dedos no se mueven como lo hacían entonces! Ahora sólo practico un poco al piano, pero siempre he amado la música. Sólo música clásica, sin embargo. Luego, el ajedrez creció en importancia y me vi obligado a renunciar a mis ambiciones musicales.

    —¿Cuándo pudo mantenerse económicamente como jugador profesional de ajedrez?

En esos tiempos el ajedrez no era, ni mucho menos, como es ahora. Teníamos el apoyo de algunos clubes. También los llamados empleos ocultos, por los que recibíamos un pequeño salario. Y, además, no había tantos torneos como ahora. Por ejemplo, cuando jugué por primera vez en Bewerwijk, en 1964,. En ese momento se jugaba en Bewerwijk y no en Wijk aan Zee. Era más grande que Wijk aan Zee, que era sólo una aldea, mientras que Bewerwijk era una ciudad. Fue un torneo sin premios: los organizadores holandeses dijeron que los premios estaban en contra de sus principios.

    —Déjenme entender esto correctamente: ¿los primeros torneos de lo que luego ha sido Wijk aan Zee no tuvieron premios porque los organizadores declararon que iban contra sus principios?

No hubo premios. Recibimos un fijo, que no era mucho, pero no premios. Más tarde, quizá la segunda o tercera vez que jugué allí, ya sí que hubo premios. Los organizadores se dieron cuenta de que, sin premios, no iba a parecer un competición seria.

    —¿Cómo motivar a los jugadores para jugar ganar si no hay premios?

Nos gustaba el ajedrez, y nunca jugábamos por el premio en metálico. Siempre he jugado por la satisfacción del juego en sí y por la competencia.

    —Lo entiendo, pero usted de todos modos tendría que comprar la comida, pagar el alquiler, etc.

Siempre había algo de dinero, pero al principio jugué en muchos torneos donde prácticamente no había premios en absoluto. En la mayoría de los torneos de Hungría no había premios. Cuando me convertí en campeón húngaro por primera vez sólo recibí un trofeo.

    —¿En qué año fue esto?

En 1958. Al año siguiente volví a ganar, pero después de un desempate.

    —¿En cuántos Wijk aan Zees ha participado? Sé que ganó cuatro.

Nunca los he contado. He jugado muchas veces allí. Más de diez, quizá quince veces. En realidad, es interesante porque Holanda ha sido el país en el que más éxitos he conseguido. Si no me equivoco, allí he ganado ocho o nueve torneos. No son los cuatro en Wijk aan Zee, tres IBM, Amsterdam, por lo menos un Interpolis, y no estoy seguro del noveno. Tal vez si cuento el de Veteranos contra Damas, donde yo fui el mejor jugador de la selección masculina.

    El Wijk aan Zee de 1978 fue el más fuerte que usted ganó, en función de los jugadores que participaron entonces.

No estoy seguro. Creo que fue bastante corto, y si no me equivoco sólo hubo doce jugadores en total. En los torneos anteriores que gané, como por ejemplo 1972 y 1975, el torneo fue más largo con un mínimo de dieciséis jugadores. Smyslov estaba allí en el 72, y en el 78, sí, Korchnoi estaba allí, y Timman. Korchnoi era sin duda el número dos del mundo detrás de Karpov.

    —Él iba jugar con Karpov por el Título Mundial ese mismo año.

Exactamente, sí.

    —También jugaron entones grandes jugadores: Korchnoi, Timman, Mecking... Hablando de los cuales, Korchnoi una vez dijo que si Mecking, que vivió en Brasil, hubiera tenido una infraestructura adecuada, podría haber sido campeón del mundo. ¿Está de acuerdo con esto?

Es difícil de decir. Tenía mucho, por supuesto, pero Mecking tuvo problemas de salud en un momento dado, y eran bastante serios. Supuestamente se trata de una situación de gran desventaja, por supuesto, y no pudo jugar durante bastante tiempo. Es muy difícil afirmar que hubiera podido ser campeón del mundo. Ha habido muchos jugadores de ajedrez, como Korchnoi, como yo, Timman o Keres, de una generación anterior, que nunca llegaron a ser campeón del mundo a pesar de que eran muy fuertes. Creo que sólo jugué una vez con Mecking en Wijk aan Zee. Es una historia divertida. Nos conocimos en la iglesia. Yo soy católico, ya sabes, un creyente, e iba a la iglesia todos los domingos. Sólo había una iglesia, muy pequeña, en Wijk aan Zee, y era la primera vez que veía una iglesia compartida por protestantes y católicos. Por ejemplo, por la mañana hubo una misa católica, y más tarde un servicio protestante. En esa época eso era muy extraño para mí, pero luego me di cuenta: ¿por qué no? Roguemos al mismo Dios, después de todo. Cuando nos reunimos en la iglesia le dije que estaba sorprendido: "¡Pensé que eran judíos!". Él se rió y dijo: "¡Yo pensaba lo mismo de ti!" Por supuesto, esto sólo era importante para Bobby Fischer, cuya primera pregunta siempre era: "¿Usted cree en el Holocausto? Si lo hace entonces no tenemos nada más que decirnos."

    —No pensé que la historia fuera objeto de creencia. Pensé que los hechos hablan por sí mismos.

Sí, el pobre Bobby, afortunadamente, hizo una excepción en mi caso. Se quedó mucho tiempo en Hungría, ya sabes, y nos encontramos muy a menudo. Hablamos y analizamos juntos. Él seguía siendo muy fuerte en ese momento.

    —Yo no sabía esto.

Sí, era realmente un jugador muy fuerte.

    —¿Cuándo fue eso?

Hace quince años aproximadamente.

—Así que a mediados de la década de los noventa Bobby Fischer estaba en Hungría.

Sí, vivió aquí durante bastante tiempo. A menudo venía a visitarnos, a mi pobre esposa, que murió hace diez años, y a mí. Ella era una buena cocinera, y cuando llegaba Bobby siempre le servía una buena cena. Bobby sólo comía una vez al día, pero comía muchísimo.

    —Me imagino.

Sí, una vez se comió un kilo de goulash.

   —¡Dios mío!

Sí. (Risas) Una noche, antes de cenar estábamos analizando una línea bastante complicada y no podíamos encontrar la solución. Luego, después de haber comido, dijo: "Lajos, dame cinco minutos para descansar." Había un sofá en la sala de estar, donde se acostó, mientras yo me sentaba frente al tablero de ajedrez estudiando la posición. Después de cinco minutos se levantó e hizo una jugada terriblemente fuerte sin dudarlo. Tal vez mientras se encontraba descansando estaba analizando con los ojos cerrados, pero no lo creo. Yo no era más fuerte que él, ni siquiera entonces. Ese fue Bobby.

    —¿Y analizaron un montón de veces juntos?

Por supuesto, yo quería analizar con él. Él estaba muy bien informado. No sabía la teoría moderna, por supuesto, y tuve que mostrar las líneas que estaban más de moda, pero siempre comprendió de inmediato las sutilezas, las diferencias entre las distintas líneas. Él dijo algo acerca de Botvinnik, cuando analizamos sus partidas, y es por eso por lo que sé que yo no soy el Botvinnik húngaro. Dijo exactamente: "Mira, Botvinnik era siempre muy preciso. Incluso en los más mínimos detalles, trató de jugar muy exacto." Bobby le admiraba mucho. Así es como era Botvinnik, exacto.

    —Usted dice esto como si ser exacto fuese algo raro o difrente.

Sí, por desgracia yo no era capaz de concentrarme durante todo el tiempo. Aunque cuando estaba en mi mejor momento me concentraba mejor, pero no tanto como Botvinnik o Fischer. Por supuesto, tenía buenas habilidades deportivas y nervios muy fuertes, pero era demasiado práctico. También considera el ajedrez no solo como un deporte, sino como un arte. Por ejemplo, después de mi primera aparición en Holanda en 1964, el Sr. Euwe, el gran campeón de Holanda escribió en Het Vrije Volk, "En pocas palabras, Lajos es un deportista, en el que en cada partida busca una obra maestra. Y al ser muy amable, resulta uno de los participantes más populares."

    —Usted dice de sí mismo que más que otra cosa fue un jugador práctico. ¿Eso significa que cuando preparaba aperturas buscaba las que le parecían más sólidas o jugables?

No, quiero decir que nunca analicé las aperturas que no iba a jugar. Por ejemplo, nunca he analizado la Defensa Alekhine, Philidor, o la escandinava. Yo no quería dispersarme. Solo estudié lo que era útil para mí en la práctica de torneos. Hay ciertos jugadores, por ejemplo, que quieren saberlo todo. Yo no era de ese tipo. Eso es lo que quiero decir con ser práctico.

    —Esto fue antes de la era informática. ¿Cómo se preparaba entonces?

Igual que ahora. (Risas) Analizando solo. De hecho, hay una historia interesante, también relativa a Bobby Fischer. Estábamos en un torneo en 1970, y fue después de nuestra partida, que, por cierto, debería haber ganado. Tuve una victoria forzada, pero dilapidé mi ventaja. Después de l partida nos pusimos a analizar, y Bobby me preguntó: "Dime, ¿es cierto que analizas ocho horas al día?" Yo le pregunté a mi vez, "¿Por qué me lo preguntas? La gente dice que tú también analizas ocho horas al día." "Sí", dijo. "Pero la gente piensa que estoy loco." (Risas). Bueno, por supuesto, a veces era capaz de analizar ocho horas en un día, pero no todos los días del año. Esta es quizás la única comparación válida con Botvinnik, como él yo también trabajé duro.

    —¿Cómo almacenaba toda la información? Me dijeron que usted tenía un sistema de archivo a base fotocopias o incluso escrito a mano las partidas. Su famoso "kartotek".

Sí, yo tenía mis propias notas. Ahora es más fácil porque tengo una impresora, así que puede imprimir fácilmente las partidas, pero en aquel entonces todo estaba escrito a mano.

    —¿Y ha modernizado su sistema? ¿Ha pensado en poner toda esa información en una computadora?

(Risas) Bueno, he tenido que aceptar la vida moderna. Por ejemplo, ahora estoy hablando con ustedes a través de Skype.

    —Pero es una cosa maravillosa. Me refiero si consideramos que hubo un tiempo, no más de veinte años, donde para poder hablar con usted, como estamos haciendo ahora, hubiera requerido una llamada telefónica internacional, que sería de un costo extremadamente alto.

Sí, nos habría costado una fortuna, y ahora, por supuesto, todo es gratis. Pero sí, Internet es útil. Se pueden obtener las partidas de inmediato de Wijk aan Zee, por ejemplo. En otras épocas teníamos que esperar un mes para que nos llegara por correo. Sin embargo, debido a esta información no es de extrañar que muchos jugadores jóvenes pueden llegar a su punto de fuerza más alto mucho más rápido que los jugadores de mi época. Botvinnik solía decir que el pico de fuerza de un jugador de ajedrez estaba entre los 35 y los 40 años de edad. Y ahora, Anand y Gelfand tienen cuarenta años, pero detrás de ellos hay una gran cantidad de jugadores jóvenes. El número uno ahora es Carlsen, y él tiene solo veintiún años.. Muchos jugadores jóvenes se están desarrollando muy rápidamente. En cuanto a las computadoras, permítanme compartir mis principios e ideas. Cuando analizo yo quiero ver las piezas de ajedrez frente de mí, y no quiero ver un tablero de ajedrez en una pantalla. Déjame que te cuente, por ejemplo, cómo Petrosian solía trabajar. Él siempre preparaba la partida de la ronda siguiente en un tablero de ajedrez muy grande. Eso también me gusta a mí, aunque el tamaño del tablero de ajedrez no es tan importante, aunque tal vez lo era para Petrosian. Ciertamente quiero ver las piezas frente a mí, y no a través de una pantalla de vídeo. También cuando quiero una partida de ChessBase, nunca miraré a la pantalla, prefiero imprimirla y, a continuación, reproducirla en un tablero. Por ejemplo, cuando algunos jugadores jóvenes vienen a mí en busca de ayuda y traen su propio equipo, nunca miro a la pantalla. No quiero ver el equipo cuando estoy analizando. Cuando hago un movimiento que el ordenador también sugiere, a veces me dicen: "Lajos, que está usted jugando como el equipo." Y yo les respondo, "¿Y es eso un cumplido o un insulto?"

    —¿Qué opinas de los calendarios de torneos actuales?

Los horarios de control han cambiado mucho. Este control de tiempo de cuarenta movimientos en dos horas seguido por una media una hora para el resto de la partida estropea la fase final de la partida entera. Me temo que los señores de la FIDE no parecen jugadores de ajedrez y no entienden el espíritu del juego. Son sólo funcionarios y dudo bastante que haya allí un jugador fuerte para establecer ciertas normas. Las reglas deben ser cambiadas, porque los finales han sido completamente abandonados. Por supuesto, con las computadoras de hoy los aplazamientos ya no son posibles, pero se tiene que encontrar una solución.

    —¿Cuál sería su sugerencia a este respecto?

He estudiado la historia del ajedrez, y a principios del siglo XX y aún más tarde, el primer control de tiempo fue después de treinta movimientos, no cuarenta. ¿Por qué no acortar el tiempo del primer control a una hora para treinta movimientos? Todo el mundo conoce las aperturas muy bien hoy en día, con Internet, ChessBase, New in Chess y otras revistas. De esta manera quedaría más tiempo para el final. Ciertamente lo que está sucediendo ahora no es bueno.

    —Así que preferiría menos tiempo para la apertura y más tiempo para el resto de la partida.

Exactamente. En realidad, debo decir que me gustó mucho el sistema holandés, y fue por eso por lo que tuvo tanto éxito en Holanda. Ellos programaban toda la partida para un solo día. ¿Sabes por qué?

    —No... ¿por qué?

Holanda era un país muy tradicional, y a las seis de la tarde ya era la hora de cenar con la familia. Así que jugábamos cinco horas y luego a seis de la tarde paramos durante dos horas para cenar, y luego reanudábamos la partida. Si había una partida aplazada, se analizaba mientras comías. Me gustó mucho ese sistema. Sólo comían dos veces al día, desayuno y cena, y mientras jugamos nos daban algo de comer y así sucesivamente.

    —¿Cuáles eran las condiciones de juego entonces?

En un principio eran muy pobres. Se nos alojaba con familias, por ejemplo, ya que sólo había uno o dos hoteles en Bewerwijk. También la comida era muy pobre. Incluso tuve que protestar más de una vez. Ellos se sorprendieron de que alguien que venía de detrás del telón de acero se quejase, de que exigiese más carne. Me sentaba a cenar y solo había patatas, patatas y más patatas… y carne, bien poquita. Luego fue mejorando todo, cuando se trasladó la sede a Wijk aan Zee, donde había un buen hotel, el Hoge Duin. Ahora, allí, todo debe ser probablemente muy bueno.

    —¿Qué tipo de preparación física hizo usted  regularmente?

Yo era mejor nadador que jugador de tenis. Cuando juego al tenis me paso hablando todo el tiempo y a mis compañeros eso les disgusta. Yo era un buen nadador, e iba cada dos días a nadar durante una hora a la mejor piscina de Budapest, donde tenía un carril reservado para mí. Ahora canto más, e incluso la preparación física para el canto es muy importante. ¡Tienes que ser fuerte, estar concentrado y en forma! Al igual que el ajedrez, no se puede cantar si no estás en forma.

    —¿Se involucra en una gran cantidad de actos musicales?

El año pasado tuve muchos recitales, ya que fue el año de Liszt, y canté muchos de sus Lieder. Mis favoritos son el Lied alemán, de Beethoven a Strauss. Sé muchos y los canto a menudo.

    —Me gustaría darle las gracias por haberme permitido robar su tiempo para esta entrevista, y espero que podamos hacerlo de nuevo.

Ha sido un placer.

Publicado en ChessBasse en inglés. Traducido (jejé) por el infame traductor de Google, pero bendito traductor para los analfabetos como yo. Adaptación de la traducción: @chesspain. Una traducción con libertades múltiples, pero bastante fiel a lo que creo que debían decir entrevistado y entrevistador.

No hay comentarios:

Publicar un comentario